Cuando vemos un alimento etiquetado como  “light”,  “bajo en grasas”, “détox” o “saludable”, automáticamente le atribuimos beneficios para la salud. Sin leer la etiqueta, damos por hecho que aporta efectos positivos y nutrientes beneficiosos sobre el organismo. Sin embargo, esta no es más que una exitosa estrategia de Marketing. Las etiquetas “saludables” de algunos alimentos hacen que los consumamos hasta un 30% más, pese a que lo que se publicita no siempre está respaldado por información veraz o rigurosa. Por otra parte, siempre nos han insistido en que las grasas saturadas no son buenas. La ciencia parece ser más cauta con la prohibición del consumo de grasas saturadas. ¿Por qué?

La doctora Celia Rodríguez, dietista-nutricionista de la Unidad de Lípidos del Hospital San Joan de Reus, aclara nuestras dudas. En una entrevista en REDcast, el programa de podcasts especializado en salud cardiovascular de la plataforma RED3.0 (Amgen Cardiovascular), explica qué características debe cumplir un alimento para ser considerado saludable, habla del problema de la obesidad infantil, responde a las preguntas sobre las grasas saturadas y se aventura a opinar sobre los nuevos alimentos que están llegando a los supermercados, como son los insectos.

Alimento saludable y enfermedad cardiovascular

La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) define como alimentos saludables a todos aquellos que, por porción, no aporten más de 13 gramos de grasas totales, 4 gramos de grasa saturada, 60 mg de colesterol y 460 mg de sodio. Además, debe cubrir un mínimo del 10% de las recomendaciones diarias de, por lo menos, uno de los siguientes nutrientes: proteínas, calcio, vitamina C, hierro, fibra o vitamina A. Bajo esta definición, el pan integral sería un alimento saludable y el pan blanco no. Algo semejante ocurre con el huevo, que tiene buenos nutrientes y proteínas, no tiene muchas grasas saturadas ni grasas totales y es bajo en sodio. Pero, según la FDA, no es saludable porque supera la cifra permitida de colesterol por porción. Por tanto, la clave para reconocer un alimento saludable es saber leer la etiqueta nutricional

La doctora Celia Rodríguez advierte: “Para que un alimento sea saludable debe contener las vitaminas y minerales que entren en la dieta equilibrada. Por ejemplo, hay muchos productos que, aunque sean biológicos, pueden llevar mucha cantidad de azúcar”. Las legumbres, por ejemplo, se consideran alimentos saludables. “Tienen fibra, vitaminas, minerales y son un producto estrella para poner ahora en nuestras ensaladas. Sin embargo, cuando pregunto en la consulta sobre su consumo, es poquísimo”, lamenta la doctora Rodríguez.

La dieta influye en el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular. “Hay muchísimas publicaciones que afirman que un 30% de las enfermedades cardiovasculares podrían verse reflejadas por el hecho de que la gente no sigue unos patrones de alimentación saludables”, explica Celia Rodríguez. Además, el peso es un factor de riesgo en lo que respecta al desarrollo de este tipo de enfermedades. Por lo tanto, “tenemos que comer bien y, sobretodo, mantener un peso saludable”, anima la doctora.

alimento saludable

Evidencia científica sobre grasas saturadas

La doctora Celia Rodríguez centra parte de este podcast en hablar de la evolución que la experimentado la evidencia científica en lo que respecta a las grasas saturadas. Cuando antes se descartaba completamente el consumo de grasas saturadas, ahora se tienen ciertas precauciones: “Es un tema muy controvertido. Se ha visto que ya no son tan preocupantes las grasas saturadas sino el lugar del que proceden estas grasas saturadas. Por ejemplo, están los lácteos. Contienen grasas saturadas, pero su efecto es diferente. De hecho, ayudan a prevenir la enfermedad cardiovascular».

La doctora continúa: «Igual ocurre con el colesterol de los huevos. De hecho, estoy cansada de decir que el consumo de huevos no es perjudicial. Podríamos consumir incluso un huevo diario porque hemos visto que la gente no absorbe todo el colesterol de este huevo. Lo que tenemos que evitar,  evidentemente, son todas las grasas hidrogenadas como las que están en la bollería, aceites de palma, de coco…”.

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Sobre el Autor

Quien me conoce bien sabe que vivo enamorada del periodismo y de mis raíces almendralejenses. Mi debilidad son las personas.

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