Las personas que han leído el documento no salen de su asombro. De hecho, muchos han creído que se trataba de un bulo de los muchos que circulan por Internet. Pero no. El nuevo Plan Integral de Listas de Espera del Servicio Extremeño de Salud (SES) contempla que las listas de espera son un periodo de reflexión para que el paciente pueda decidir si realmente quiere operarse. ¿Insultante? ¿Ofensivo? ¿Desproporcionado? ¿Falaz?

Precisamente estos son algunos de los adjetivos utilizados por los usuarios del sistema extremeño de salud que han accedido al texto y que en los últimos años han sufrido en sus propias carnes o en las de sus familiares o vecinos un aumento de las listas de espera del 30%. El documento aparece en la web ExtremaduraCumple.es, una plataforma creada por el actual equipo político de Gobierno para dar fe a la población del cumplimiento de los compromisos de su agenda electoral. Este plan, que consta escasamente de cinco páginas, cuenta con una inversión de 19,7 millones euros. Pero su extensión no ha sido el motivo principal de polémica, sino su contenido.

El PSOE de Extremadura defiende que haya listas de espera en sanidad

En la introducción del II Plan de Listas de Espera se reconoce que una de las primeras causas del descontento del ciudadano con el sistema sanitario extremeño son las listas de espera. Sin embargo, (modo ironic ON) parece que lo de las listas de espera tiene sus ventajas.

Las detalla el propio Plan propuesto por el Partido Socialista: “Las listas de espera forman parte de los rasgos distintivos de la sanidad pública, están presentes en gran parte de los países europeos y son un elemento común a todos los sistemas sanitarios de financiación pública. Sin embargo, lo cierto es que responden a una necesidad de facilitar la planificación para favorecer una mejor utilización de los recursos”.

¿No habéis tenido suficiente? Pues sigamos leyendo: “Son, por tanto, un instrumento que actúa sobre la oferta de recursos sanitarios, pero también pueden actuar sobre la demanda, al ser un mecanismo desincentivador en aquellos casos que el beneficio esperado es marginal y en los que el paciente dispone de recursos económicos suficientes para acceder al sector privado. También permiten en ocasiones que algunas condiciones clínicas mejoren y además ofrecen a los pacientes un periodo de reflexión para decidir si realmente quieren operarse”.

Listas de espera extremadura

El fracaso del sistema: La opinión de los profesionales sanitarios

Este artículo ha crispado los ánimos de los profesionales de la salud. Lamentan que el contenido del texto, “que intenta justificar lo difícilmente justificable”, no es políticamente correcto, pero sanitariamente tampoco. Recuerdan que las listas de espera surgen cuando la demanda de servicios supera la oferta de recursos asistenciales. En este sentido, denuncian que utilizar las listas de espera como herramienta de gestión es falaz. Y consideran que está fuera de lugar el hecho de comparar las listas de espera de todos los sistemas sanitarios de financiación pública: «No nos comparamos con la excelencia, sino con la mediocridad. Eso no debe estar en una organización que tienda a la excelencia. Está totalmente fuera de lugar”.

Otro de los errores que señalan los profesionales sanitarios es referirse a las listas de espera como una herramienta y no como un síntoma del fracaso del sistema. “El que un político justifique las listas de espera como una herramienta gestora positiva, supone que, si fallan los sistemas de alerta ante una patología quirúrgica no demorable, como puede ser una cirugía oncológica, el paciente se vea sometido a una espera que puede condicionar gravemente su salud y su vida. Porque hay mecanismos para saltarse las listas de espera según la urgencia quirúrgica, pero esos sistemas no son infalibles”.

No menos importante es el criterio clínico necesario a la hora de incluir a un paciente en lista de espera quirúrgica. Hablamos de patologías quirúrgicas, para las que el único tratamiento posible es operar y que, por mucho que pase el tiempo, no se curan por sí mismas. Son problemas de salud para los que el cirujano ha planteado una cirugía porque existe una intervención quirúrgica que le puede dar solución a su problema de salud. Esta indicación quirúrgica no se realiza ni por capricho ni por insistencia del paciente, se rige por el criterio clínico. Ante la indicación clínica de practicar una cirugía, el paciente tiene la última palabra, pero la negativa a operarse no tiene base científica alguna. En la mayoría de los casos, el paciente prefiere aguantar el dolor por miedo a entrar al quirófano.

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